Régimen impositivo sobre explotación de Vaca Muerta ha impedido el potenciamiento de su explotación
La estatal argentina YPF, contrató la barcaza de licuefacción flotante (FLNG) «Tango» con el fin de exportar GNL, proveniente de la formación de esquisto Vaca Muerta, durante el verano del hemisferio sur, cuando la demanda regional es menor y el consumo en los países más consumidores de gas del hemisferio norte se ve favorecido por la demanda de calefacción en invierno. Sin embargo, esto no ocurrió, debido al impacto de una inflación anual de más de 40 puntos porcentuales, persistentes conflictos laborales y el de la recesión mundial a consecuencia de la primera ola de Covid-19, elementos que llevaron al país a concretar «intento erróneo» por sanear las finanzas del país mediante la modificación de los controles de los precios a boca de pozo y del régimen fiscal de la producción de petróleo y gas que no ha ayudado a atraer las inversiones, menoscabando el ritmo de perforación necesario para sostener la producción del gas, detalla un reporte de Argus.
La producción de gas de Argentina se redujo a 123 millones de m³/d el año pasado, frente a los 135 millones de m³/d de 2019, y luego cayó a 114 millones de m³/d en febrero de este año. La producción de este invierno del hemisferio sur podría ser de sólo 109,7 millones de m³/d, según estimaciones de la Secretaría de Energía del país. De este modo en lugar de disfrutar de un excedente exportable en verano, Argentina se enfrenta a un enorme déficit de suministro de gas en invierno. YPF, en tanto, se vio obligada a declarar fuerza mayo, al no poder pagar al armador de la (FLNG) «Tango» Exmar sin ningún ingreso por exportación.
Ya en la crisis energética de 2004, la congelación del precio del gas durante dos años y la devaluación del peso frenó la inversión en la producción de gas, generando un déficit en Argentina de suministro en invierno, obligando un racionamiento interno para la industria y los generadores de energía y reduciendo las exportaciones por gasoducto a los países vecinos. Chile, desde entonces ha invertido el flujo del gasoducto para abastecer a Argentina.
En febrero de este año, el Gobierno de Argentina lanzó un programa de licitaciones de cuatro años, con el objetivo de aumentar la producción en más de 70 millones de m³/d. La diferencia entre los precios vigentes y los valores alcanzados en la subasta sería cubierta por el gobierno, pero sólo hasta un máximo de US$3,70/mn Btu. La respuesta fue escasa.
La pandemia también asestó un golpe a la producción de gas en las últimas semanas, ya que las protestas de los trabajadores del sector sanitario en demanda de un aumento salarial bloquearon el acceso de entrada y salida de Vaca Muerta. Lo que redujo la producción en 3,5 millones de m³/d antes de que los manifestantes levantaran los bloqueos la semana pasada.
Así, el país, aspirante a exportador de GNL, se ha visto obligado a reanudar las importaciones este invierno. Además, debido a la poca profundidad de las aguas hace que la instalación de importación de Escobar, de 3,7 millones de toneladas anuales, sólo pueda recibir cargas parciales, el país ha debido contratar otra unidad flotante de almacenamiento y regasificación (FSRU) que se desplegará en Bahía Blanca a finales de mayo-agosto, siendo que solo en 2018 Argentina despidió a la FSRU que estuvo amarrada allí por diez años, debido a que la anteriormente auspiciosa producción de Vaca Muerta hizo innecesaria la instalación.
Aún existe la esperanza de que Argentina pueda remontar: si la producción de Vaca Muerta puede volver a ponerse en marcha de algún modo, el plan de exportación de GNL puede reactivarse e, incluso, se proyecta una instalación más grande. Sin embargo, para Argus, no está nada claro cómo el país, cargado de deudas y con problemas de liquidez, podría financiar una empresa de este tipo en un futuro previsible, y ahora mismo, Argentina todavía tiene que pasar este invierno.
Fuente: Mundomaritimo
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