La pandemia de COVID-19 tuvo un fuerte impacto en la actividad económica, aunque muy disímil entre los sectores productivos. Si bien la mayoría de los considerados “esenciales” operaron con relativa normalidad, dentro del resto de los sectores el desempeño estuvo muy influido por la capacidad de reconversión al teletrabajo. Enseñanza, finanzas y servicios profesionales son los sectores que más trabajo remoto alcanzaron.
Uno de los sectores que más se pudo reconvertir al teletrabajo fue el de enseñanza, en donde en el tercer trimestre de 2020 el 58,4% de las y los trabajadores del sector trabajó de manera remota (esto es, a partir del uso de equipos informáticos desde la propia vivienda). Esta cifra casi quintuplicó la media nacional (12,9%). En el otro extremo, el servicio doméstico, la construcción y hoteles y restaurantes fueron los que, por las características propias de estos sectores, menos pudieron migrar a la virtualidad.
En tanto, la industria manufacturera también presentó un bajo nivel de ocupación remota, solo limitado a algunas tareas que son minoritarias comparadas con el grueso del empleo del sector -como las administrativas- que requiere de la presencialidad en las plantas fabriles. En cuanto a la distribución del trabajo remoto según género, para el conjunto de la economía hay más mujeres que teletrabajan (18,7% del total del empleo femenino) que varones (8,4%).
Enseñanza, finanzas y servicios profesionales son los sectores que más trabajo remoto alcanzaron.
Los datos surgen del informe “Evolución del trabajo remoto en Argentina desde la pandemia”, realizado por el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), en el cual se brinda una aproximación para conocer el comportamiento, características y evolución del trabajo remoto o teletrabajo en Argentina, por medio de información disponible en la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC.
El “teletrabajo” o “trabajo remoto” necesita para su implementación dos condiciones: trabajar fuera del espacio “tradicional” de la tarea (en este caso, poder trabajar desde la vivienda) y la utilización de medios informáticos para su realización.
Para el primer trimestre del 2020 la cantidad de ocupados trabajando desde sus casas con equipos informáticos era de tan solo el 1,8%. El inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) obligó a que muchos trabajos se tuvieran que reconvertir para poder hacerse desde el hogar. Para el tercer trimestre del mismo año, esa cifra trepó al 12,9%. Sin embargo, ese salto fue distinto según los sectores productivos, el nivel educativo, la región y el género.
Enseñanza fue el sector que mayor reconversión al teletrabajo experimentó, pasando de cifras prácticamente nulas en la prepandemia a un 58,4% en el tercer trimestre de 2020. El sector financiero pasó de tener un 3,9% de sus trabajadores teletrabajando en la prepandemia al 30,7% en el tercer trimestre. Otros saltos importantes se dieron en servicios profesionales (23,1% de teletrabajadores en el tercer trimestre), minas y canteras (19,1% de teletrabajadores) y administración pública y defensa (15,1%).
En el otro extremo, ramas como el servicio doméstico, hoteles y restaurantes y la construcción tuvieron una prácticamente nula reconversión al teletrabajo, y tuvieron a menos del 1% de sus trabajadores operando de forma remota. En la industria la conversión al teletrabajo fue reducida, pasando del 1,2% de los trabajadores en la prepandemia a un 4,2% en el tercer trimestre.
El informe del CEP XXI también evidenció una alta capacidad de reconversión al teletrabajo en los puestos ocupados por personas con elevado nivel educativo, y una muy reducida en aquellos ejercidos por quienes cuentan con estudios secundarios incompletos. En quienes tienen estudios superiores completos y no trabajan en el sector educación, la cifra llegó a un récord del 31,7% en el segundo trimestre (para luego bajar al 23,3%). En cambio, en quienes no terminaron la secundaria esa cifra rondó apenas el 1%.
A nivel intrarregional, la mayor tasa de teletrabajo se observó en CABA, en donde en el tercer trimestre el 26,2% de los ocupados lo hizo de modo remoto (más del doble que la media nacional). En contraste, en regiones como el NOA y el NEA esa cifra fue inferior al 10%. La razón del mayor teletrabajo en CABA tiene que ver con una mayor especialización en servicios (más teletrabajables que el resto de las actividades) y una mayor predominancia de ocupados de alto nivel educativo.
Antes de la pandemia, la cantidad de trabajadores remotos era igual entre hombres y mujeres. Ambos géneros incrementaron la cantidad de teletrabajadores, aunque más las mujeres que los varones. En efecto, en el tercer trimestre la tasa de teletrabajo alcanzó el 18,7% en las mujeres, contra el 8,4% en los varones. La principal razón de ello tiene que ver con la mayor feminización del sector enseñanza. A su vez, en el sector primario y en la construcción, las mujeres tienden a desempeñarse en tareas más administrativas (las cuales son más fácilmente reconvertibles al teletrabajo), en tanto que los varones predominan en las actividades más manuales (cuya reconversión al teletrabajo es más dificultosa).
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