- Política

La construcción de un nuevo relato portuario y pesquero

Por Roberto Garrone -reconocido periodista de investigación portuaria-

Provincia y Nación buscan generar buenas noticias vinculadas al sector pero niegan o esquivan una realidad difícil de maquillar mientras subsidian a los armadores y no toman medidas capaces de reactivar el trabajo.

Secos o raquíticos los brotes verdes de los primeros años de la gestión Cambiemos, han quedado olvidados o diluidos por una inflación desbocada, el aumento de la pobreza, los tarifazos y la caída de la actividad económica por no mencionar la timba financiera y el endeudamiento externo.

El gobierno necesita reconstruir un nuevo relato, no importa cómo ni si coincide mucho o poco con la realidad. Hace del abandono del puerto de Mar del Plata un avance en materia de seguridad. Toma un dato viejo de desembarques de un recurso periférico como el magrú, para destacar el crecimiento de la pesca en la provincia, cuando la caída en las descargas triplica el nivel promedio de todos los puertos marítimos.

El sábado la Provincia de Buenos Aires informó que las terminales 2 y 3 del puerto local habían recuperado la declaración del código de protección de buques e instalaciones portuarias (PBIP), el lunes desde Nación llegó otro documento que resaltó el crecimiento de la pesca en Mar del Plata. Hace falta reconstruir un relato y el puerto y la pesca siempre vienen bien para intentarlo

Si nos guiamos por la letra oficial, el Consorcio Portuario nunca perdió el Código por una desastrosa gestión Merlini que ni siquiera dispuso de fondos para comprar rollos de alambre de púas, un par de lámparas y una alarma que detecte movimientos para evitar los constantes robos en zona primaria.

Lo más caro del más de millón de pesos que se invirtieron para aplicar el nuevo plan de mejora continua”, como dice el texto, fueron unas cámaras y domos que permiten tener mayor registro de lo que ocurre en la zona.

Para modernizar los medios disponibles y cumplir con “nuevas necesidades, condiciones y criterios de seguridad”, parece que alcanzó con cambiar las luces, extender el rollo de alambre sobre el cerco perimetral y sembrar de sensores de movimiento las terminales.

La auditoría extraordinaria de Prefectura el mes pasado que generó la pérdida de la certificación –no fue una supervisión rutinaria como me dijo el Jefe Rodríguez en Revista Puerto- dejó al descubierto la punta del iceberg de una gestión que hace agua por todos lados. El relato de cuidar los recursos económicos se hace añicos con el acuerdo celebrado con Walter Sivina cuando el gerente General podría haberse jubilado.

El de la transparencia se hunde en los barros no contaminados del dragado, en la no publicación de las actas de Directorio, en el monto del presupuesto ni el estado de cuenta con sus amigos de Canlemar, los dueños de la Omvac 10 que ya debería estar terminando el dragado de mantenimiento. Eso sí, los barcos de las navieras de porta contenedores siguen entrando y saliendo de día. Debemos sumar al puerto operativo las 24 horas  dentro del relato.

El código se recuperó con el 1% del presupuesto mientras los oficiales de Protección de instalaciones portuarias por ahora se niegan a declarar en el sumario iniciado por Prefectura, mientras aguardan que Merlini salga a dar la cara y se haga cargo de por qué no se hicieron los trabajos. Tamaño desafío tienen por delante.

“Crece la pesca con apoyo financiero de la Nación y de la provincia de Buenos Aires”, fue el encabezado de un documento divulgado a principio de semana por Presidencia de la Nación. Más relato no se consigue.

Los desembarques de recursos pesqueros de origen marino entre enero y agosto disminuyeron 34 mil toneladas en el puerto de Mar del Plata. La cifra representa un 13% menos que en igual período del año pasado. Son cifras oficiales de la propia Subsecretaría.

Para reflejar que la pesca “crece”, el documento destacó que se “duplicaron” las capturas de caballa en la campaña 2017/2018 a partir de una asistencia financiera de 50 millones de pesos que otorgó el Fondo Fiduciario.

El año pasado, con ese financiamiento, la flota descargó 8634 toneladas de caballa, que permitieron extender la zafra “15 días” y la actividad en las empresas conserveras que enlataron hasta el primer trimestre de este año.

La caballa, o magrú, como se la conoce en los muelles, es una especie pelágica que la flota captura en primavera. Este año la zafra fue un fracaso. Apenas se llevan descargadas 115 toneladas, de las cuales 87 se declararon pescar en enero.

Hoy la industria conservera sigue conectada a un respirador. Queda una menos porque Supremacía Marina bajó la persiana y ya se cuentan con los dedos de una mano. La flota no pescó caballa porque nadie quiso arriesgar a buscarla y no encontrarla por el alto costo operativo que representa “colar agua”.

Algunos empresarios conserveros sobrevivieron el invierno pagando garantía horaria, reprocesando langostino o cocinando atún importado como La Campagnola en su planta de Avenida Edison. La inactividad tuvo su lado bueno: evitar las altas tasas de financiamiento que generaron las Lebacs y prolongaron las Lelic y el infarto por la suba del gas. Pero dicen que la pesca crece…

La industria pesquera en Mar del Plata crecería de verdad si hubiese un fomento a la captura de pescado fresco para procesar en plantas de tierra, si se discutiera de manera más firme con Uruguay el manejo de los recursos compartidos en la zona común de pesca.

Si iniciaran una auditoria a los manejo de Otto Wôhler en el INIDEP para determinar por qué siguen parados el Oca Balda y el Holmberg.  Con mayor investigación quizás los investigadores podrían tener mayores certezas sobre algunas especies que se  protegen a partir de los partes de pesca y las muestras de desembarque.

Otorgar financiamiento para que reparen barcos, compren insumos a tasas ventajosas y les subsidien parte de la compra de los trajes de inmersión son datos que infieren una realidad armatorial que dista del crecimiento que anuncia Presidencia.

Mientras circula el nuevo relato comunicacional de Provincia y Nación, en las calles del puerto brilla otra realidad: la falta de trabajo en muelles  y el desmoronamiento de la actividad en frigoríficos, que se maquilla con subsidios para apaciguar la paz social.

 

 

 

ref: www.puertodepalos.net

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