La comunidad portuaria de la ciudad de Mar del Plata realizó este domingo una nueva edición de la procesión náutica de las tradicionales lanchas amarillas, en la que se homenajeó, como cada año, a los marineros muertos en naufragios, y se bendijeron los frutos de mar, para pedir por una buena pesca para 2024.
La ceremonia tuvo una carga especial este año, por partida doble: se realizó en el marco de los 150 años de vida que la ciudad festejará en los próximos, y también en un contexto de alerta que atraviesa al sector pesquero y naval, por las modificaciones al Régimen Federal de Pesca impulsadas por el Ejecutivo nacional en proyecto de ley «Bases».
En una tarde ventosa y soleada, con una temperatura máxima cercana a los 30 grados, la procesión marcó el punto más emotivo de la 42° Fiesta Nacional de los Pescadores y los festejos a San Salvador, patrono de los pescadores.
La ceremonia estuvo encabezada por monseñor Ernesto Giobando, administrador apostólico de la Diócesis marplatense, a bordo del pesquero Nuevo Siempre Gaucho.
También participaronotra decena de lanchas amarillas y embarcaciones deportivas privadas, que navegaron dentro del espejo de agua del Puerto de Mar del Plata, luego de zarpar desde la tradicional banquina.
La procesión náutica avanzó hasta la boca de ingreso al puerto, mientras turistas y vecinos disfrutaron la ceremonia desde las escolleras Sur y Norte y desde los distintos muelles.
El cura también puso el foco en la situación que atraviesa el sector, dijo que los cambios propuestos por Nación ponen «en riesgo a toda la industria pesquera», y que con ellos «corren riesgo más de 46 mil personas que trabajan» directa e indirectamente en la industria.
«Así que en este día vamos a pedirle a San Salvador, pedirle al Sagrado Corazón que dé en primer lugar la paz que tanto necesitamos. En segundo lugar, fruto de esa paz, la justicia que necesitamos. Fruto de la justicia son la defensa de los derechos de los trabajadores, todo eso forma parte de nuestra cultura del trabajo», aseguró, en el marco de la preocupación del sector pesquero por las modificaciones impulsadas por el Gobierno nacional al Régimen Federal de Pesca
La procesión náutica fue el punto más emotivo de una jornada que comenzó antes del mediodía con una misa en la iglesia Sagrada Familia, a cargo del párroco Miguel Caciutto.
Familiares y allegados de las víctimas de naufragios arrojaron ofrendas al mar, y, al igual que en las últimas ediciones, también lo hicieron familiares de los tripulantes del ARA San Juan, cuando las embarcaciones ingresaron a la Base Naval, muelle natural del submarino hasta su último viaje.
Se bendijeron en tierra los frutos de mar y las artes de pesca para agradecer por las capturas logradas el último año, y pedir por una buena campaña para el que se inicia.
Giobando expresó que «tenemos que cuidar nuestro mar argentino, cuidar nuestra soberanía, cuidar nuestro trabajo, para eso nos protegen las leyes, para eso está el Estado argentino».
También pidió también «a San Salvador que ilumine a quienes tienen que legislar para que tengan presente nuestra historia, nuestro sacrificio» y que «promuevan lo mejor para nuestra ciudad y su puerto».
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