Dos empresas pidieron anular el proceso licitatorio de la Hidrovía. Ambas consideran que el concurso, tal como está planteado, favorece a la firma Jan de Nul, de capitales belgas. Las empresas que pudieron el grito en el cielo fueron DEME, también de origen belga y Rhode Nielsen, con sede en los países bajos.
DEME incluso presentó una queja al Gobierno argentino por considerar que las actuales reglas de la licitación que busca privatizar la Vía Navegable Troncal (VNT) de los ríos Paraná y Paraguay (Hidrovía) favorece a su compatriota. Hablan de una licitación direccionada.
“Resulta claro y manifiesto que nos encontramos ante una licitación ilegalmente direccionada”, dicen desde DEME contundentes y sin ocultar su enfado. Y agregan que “se ha aprobado un pliego que otorga ventajas competitivas insuperables a favor del actual dragador (es decir, Jan de Nul)”.
La Hidrovía es un gran negocio que factura, según el mismo Gobierno, alrededor de 410 millones de dólares. Nada más ni nada menos que el 80% de las exportaciones argentinas pasan por esta vía navegable.
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