A casi un mes del “nuevo” anuncio del Consorcio Portuario, el plan de remoción y desguace de una veintena de barcos hundidos e inactivos en el espejo interior del puerto Mar del Plata sigue conservando la categoría de promesa incumplida por parte de la administración (ex) autosustentable que encarna Merlini.
“Nuevo” porque es vieja la intención del Presidente de la administración por remover cascos abandonados, particularmente en las secciones 4ta y 5ta, con el objetivo de liberar 100 metros lineales operativos en el muelle 2.
La primera intención se hizo pública en noviembre del 2017 y el operativo se completaría en un año. Pero desde esa fecha hasta ahora la cantidad de metros liberados asciende a la friolera cifra de 0.
Mientras Merlini sigue destacando que uno de sus objetivos de gestión es ampliar las áreas operativas para descomprimir el hacinamiento de la flota pesquera, la postal del abandono se mantiene inalterable.
Recién esta semana representantes de Lusejo, la empresa que llegó del conurbano para hacerse cargo del desguace, emitió algunas señales de vida. Hasta ahora poco se ha hecho. Los únicos dos barcos en los que se ha trabajado son el “Chiarpesca 57” y “Chiarpesca 58”.
Las empresas armadoras prestaron conformidad y presentaron el plan de desguace que aprobó Prefectura. En casi un año y medio limpiaron los cascos, retiraron combustible y los soldadores comenzaron a cortar superestructura, todas estas tareas que se hicieron a flote. En el medio la Prefectura infraccionó a Lusejo porque comenzó a trabajar en uno de los cascos sin estar autorizados.
En la lista de objetivos a remover “sin costo para el Estado”, como aclaró Merlini cuando divulgó la primera lista, aparecen los barcos “María Luisa I”, “San Pablo”, “Wiron IV”, “Mellino II”, “Ribazón Dorine”, “Mar Azul” y “Mister Big”. En ninguno se ha hecho nada más que trámites administrativos. En varios costará que el armador afronte los gastos del operativo.
La única certeza a esta altura de los acontecimientos es que el Presidente del Consorcio dejará el cargo sin completar la obra. En los muelles algunos se ilusionan con que al menos comience.
A casi 18 meses, la postal de abandono se mantiene inalterable en un área clave del puerto mientras los barcos deben amarrar hasta en octava andana y los armadores pagar sobrecostos millonarios para poder operar con cierta comodidad en muelles interiores.
Lo único que se alteró fue el discurso oficial: los metros a recuperar pasaron de 100 a 120. Y la condonación de la deuda que los armadores tenían con el Consorcio por el uso del muelle. Lo de “sin costo”, pronto quedó sin sentido.
Ahora la novedad del último anuncio fue la alianza con la Armada. La fuerza le cedió al Consorcio su varadero en la Base Naval por 40 meses. Ahí se completa la segunda etapa del plan. Ese será el escenario de la reducción de los cascos; la ganancia de Lusejo que se queda con la chatarra para venderla en la industria del acero
Claro que las instalaciones presentan algunas deficiencias en su estructura que podrían generar mayores demoras. Ni siquiera hay anguileras y los cascos apoyan directamente sobre las piedras de los cimientos. El paso de los Chiarpesca 902 y 903, desguazados por “La Pasteca”, agudizó el deterioro.
Lejos de reconocer este nuevo fracaso de gestión, Merlini decidió duplicar la apuesta y ahora el plan desguace que viene invicto, suma más objetivos: tres cascos de pesqueros. “Young In N°33”, “Neptuno” y “Depemás 81”, que fueron abandonados en favor del Estado, y los remolcadores A.R.A. “Ona”, A.R.A. “Chulupi” y A.R.A “Chiquiyán”, todas propiedades del Estado Nacional y dejados fuera de servicio por la Armada Argentina.
La frutilla del postre será la draga 259 Mendoza. La embarcación de la Subsecretaria de Puertos y Vías Navegables llegó a Mar del Plata en abril del 2009 para solucionar los problemas de calado.
Con la draga funcionando y despilfarrando fondos públicos –más de 10 millones de dólares- el puerto ni siquiera pudo mantener operativo el canal secundario y estuvo cancelado por más de 30 meses la escala de contenedores. Pero entre tanto hicieron una Terminal de Cruceros en la que gastaron 7 millones para mantenerla invicta.
La draga quedó inactiva en la Base Naval hasta que la Armada se la devolvió al puerto cuando el Consorcio tomó posesión de la Escollera Norte. Merlini al principio intentó devolverle operatividad y hasta hubo algunas evaluaciones en astilleros locales.
Desechada esa posibilidad, el derrotero final la posicionó sobre el muelle de la Terminal de Cruceros. El Consorcio se ufanó de haber recuperado 270 metros operativos en esa zona. Al girar la draga tachó 116. El resto ya ni siquiera lo ocupan para descargar poteros. Todo es inactividad en Mar del Plata.
El año pasado un temporal empujó los 4475 kilos de la draga contra el muelle y le abrió un rumbo debajo de la línea de flotación. Desde el Sindicato de Dragado y Balizamiento pidieron que la corran de lugar ante el riesgo de hundirse.
El Consorcio activó una pronta respuesta a la altura de la gestión: la cambió de banda, proa adentro, como para que se rompa en estribor y el desguace comience contra el propio muelle.
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