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Reconversión de la pesca, algo que se debería haber hecho hace años

Sale a la luz un tema que se viene postergando hace años y que ha incidido en forma negativa sobre el desarrollo de la actividad, especialmente en lo que se refiere dos temas: La generación de empleo en tierra y la depredación que se realiza en el mar argentino desechando miles de toneladas de pecado que bien podría ser utilizado para su procesamiento y así abaratar el costo final del producto que llega al consumidor.

Días atrás las autoridades del Sindicato Industrias de la Alimentación (Stia), encabezados por su titular Luis Núñez, mantuvo una reunieron con el Vicegobernador de la Provincia del Chubut Ricardo Sastre, donde se habló sobre la necesidad de producir modificaciones a la actual Ley de Pesca, fundamentalmente para lograr que se pueda abrir el trabajo en las plantas procesadoras en tierra y así generar nuevos puestos de trabajo.

Este tema no es nuevo. Desde estas mismas páginas hemos dicho en varias oportunidades que la ciudad de Puerto Madryn ha perdido miles de puestos de trabajo, desde que se dejó de procesar el pescado en tierra.

Fue la merluza y el calamar dos de las especies que en su momento generaron unos 10.000 puestos de trabajo directo e indirecto en todas las plantas existentes tanto en el Parque Industrial Pesquero como en las plantas ubicadas en el Parque Liviano.

Era la época en que se llegó a trabajar las 24 horas del día en tres turno para poder procesar tola la mercadería que llegaban a ordo de los buques que salían a realizar sus mareas en nuestro mar Atlántico.

Ese fue en su momento el espíritu que primo en el gobierno de la provincia, tratando de lograr que buques fresqueros de gran porte salieran a la pesca de merluza cuando se abría la temporada, y luego ocurriera lo mismo con el calamar.

Se había dejado atrás a los buques congeladores a bordo, que eran naves de grandes dimensiones, que ocupaban a más de 100 tripulantes por marea y su cometido era pescar y procesar a bordo y luego exportar esa mercadería sin ningún valor agregado en tierra, un gran negocio para las empresas pesqueras, que si bien daban trabajo a miles de tripulantes y cientos de trabajadores de la estiba en puerto poco y nada quedaba como salario en tierra.

Reconvertidos los buques, con naves de menor dimensión, del tipo fresquero, con menor cantidad de marineros, se obligó a las empresas pesqueras a procesar en sus plantas la merluza y el calamar y hasta el langostino que se pescaba en nuestro mar, y así comenzar a generar mano de obra en tierra, que ocuparon como decimos a miles de trabajadores, la mayoría de ellos en las áreas de clasificado y fileteado.

Incluso la Ley exigía a las empresas pesquera que para obtener un permiso de pesca provincial por cada metro cúbico de bodega debía incorporar determinada cantidad de empleados en las plantas procesadoras.

Fue la época de oro de la pesca, donde miles de salarios quedaban en Madryn y eso provocaba un movimiento inusitado en el sector comercial que mensualmente recaudaba millones de pesos, por el consumo que se generaba de esos trabajadores y familias.

La pesca y el puerto motor dinamizador de la economía local durante algunos años

Tras algunos años, comenzaron las picardías empresarias, gremiales y políticas, que poco a poco fueron devastando la actividad laboral.

En Puerto Madryn no se permitido nunca el trabajo de las cooperativas de trabajadores de pesca, como ocurriera en la ciudad Mar del Plata con el proceso de la merluza, a ello se le sumo un mínimo asegurado al trabajador de planta, que existiera o no materia prima, debería igual cobrar un salario por mes, algo que no entraría en discusión si realmente se lograra un acuerdo tácito entre empresarios y trabajadores para que todos fueran a cumplir su tareas, pero a todo ello se le sumo una ausentismo del 30 por ciento en las plantas procesadoras que hizo sucumbir todo el andamiaje que se había montado sobre la explotación de un recurso que es nuestro, está frente a nuestras costas, no es eterno y poco y nada hemos hecho para genere dividendos en todos los niveles y no que sean cuatro o cinco iluminados lo que terminaron haciendo grandes negocios mientras se derrumbó el trabajo de la pesca y miles de trabajadores quedaron en la calle, muchos de los cuales hasta hace poco seguían cobrando subsidios del gobierno provincial como ocurrió con los ex trabajadores de Alpesca.

Ahora parece que las arcas vacías, obligan a echar una nueva mirada a la pesca, y otra vez volvemos a hablar de la generación de puestos de trabajo en tierra. Es decir volvemos sobre lo que en su momento se destruyó. En que cambiará ahora lo que se intenta construir sobre lo ya conocido?.

Las reglas de juego, tanto el lado empresarios como gremial y político cambiarán? O será más de lo mismo. Si no logramos revertir las viejas prácticas del pasado difícilmente podamos lograr que Puerto Madryn, Rawson y Trelew ahora, vuelvan a ser lo que fueron en décadas pasadas.

La teoría de la distribución de la riqueza es buena cuando abarca a la gran mayoría de la sociedad, pero si la misma queda en derredor de un sector minúsculo que hace grandes diferencias en detrimento del resto, flaco favor le estamos haciendo a la comunidad y lo que es peor seguimos sobre exigiendo un recursos que hoy está pero no sabemos a ciencia cierta que ha de pasar en tres, cuatro o cinco años, como es el langostino, ya que hoy es el oro rojo, lo único que se pesca, dejando de lado la merluza y algo similar ocurre con el calamar.

En buena hora si hemos aprendimos de los errores del pasado y comenzamos a mirar con otros ojos, lo que puede generar la pesca, explotada racionalmente, agregándole valor al producto y exigiendo a todas las partes a cumplir con normas claras y precisas que den seguridad a todo el arco social de la pesca, esto es empresarios, gremios, trabajadores, y estado.

Seguir de la manera en que se está explotando el recurso en la actualidad es abrirle la puerta a esos “picaros” que siempre encuentran un recoveco por donde introducirse y hacer grandes diferencias a costa de la explotación de una especie que como decimos genera grandes dividendos a la hora de liquidar las exportaciones.

LA DEPREDACION QUE NUNCA SE VIO

En las últimas horas el titular del sindicato de Capitanes y Patrones de Pesca, ha hablado de la necesidad de actuar sobre la pesca incidental o by catch, que se viene produciendo en los buques pesqueros argentinos desde hace mucho tiempo, pero que ahora al parecer se trata de echarle mano y tratar de revertir la situación.

Cuantas denuncias de pescadores han existido sobre la depredación que se produce en nuestro mar por parte de buques factorías que desechan cientos de toneladas en cada marea, porque el único recurso hoy que genera grande dividendos es el langostino desechándose la merluza, el abadejo, el salmón y tantas otras especies.

Existen testimonios con filmaciones de esos trabajadores de a bordo denunciando esta situación. Nunca ninguna autoridad competente ni ninguna autoridad judicial se tomó el trabajo de actuar sobre el particular.

Existen hace años los observadores a bordo, que deben velar por el fiel complimiento de lo que se pesca y lo que desecha, pero al parecer tampoco ha dado resultado.

Es el propio titular del Sindicato Capitanes y Patrones de Pesca Jorge Frías que hoy saca a la luz el tema de la necesidad de recuperar esas especies que se desechan, para lograr su procesamiento y llegar con el producto a la mesa de los argentinos a un valor razonable y de fácil acceso al consumidor.

Estamos en las puertas de algo nuevo. No sabemos si realmente se podrá llevar a la práctica o solo es un relato para decir que hay preocupación sobre lo que está pasando con la pesca en la Argentina y en especial en Chubut.

No sería conveniente para nadie que esto quede en la retórica, pues sería otro cachetazo a quienes piensan y razonan de manera distinta, sin intereses personales o sectoriales, como en su momento ocurrió con la llegada de los buques pesqueros hace 40 años a nuestra ciudad, donde hubo dirigentes empresarios que lucharon para que los buques congeladores e instalen en Madryn y nadie de ellos tuvo el coraje ni la más remota idea de sacar provecho propio, sino que se trabajó para el bien del conjunto de la sociedad.

Si tomamos esos ejemplos, a lo mejor podríamos comenzar a creer que verdaderamente la pesca es una actividad genuina y que se maneja de manera racional, libre de intereses tóxicos que contaminan el negocio final y va en detrimento de las arcas del mismo estado y los propios trabajadores.

Fuente: Sindicato Capitanes y Patrones de Pesca. Diario El Chubut – Puerto Madryn

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