SPI Astilleros realizó con éxito en las últimas horas la botadura del «Santísima Trinidad», un buque pesquero adquirido por la firma Maronti SA.

La maniobra, por las particularidades propias de la embarcación, requirió del uso de tecnología de avanzada, aplicación del ingenio y extrema precisión.

Todas estas características, así como el compromiso de un gran equipo de trabajo, permitieron que la misma se desarrolle de manera exitosa, marcando un nuevo hito tanto para el astillero como para quienes participaron de este proyecto. De esta forma, el buque ya está listo para los trabajos y pruebas finales.

Las tareas para la construcción del buque pesquero se desarrollaron en la sede del astillero en el puerto de Mar del Plata, bajo la coordinación del equipo profesional y técnico de SPI, y en una articulación conjunta entre empresarios, trabajadores y Estado, ya que el desarrollo del proyecto contó con financiamiento de la banca pública.

Desde SPI Astilleros se mostraron muy emocionados por este nuevo hito y agradecieron la confianza de Baldino y de Maronti SA, una empresa familiar dedicada a la extracción, procesamiento y comercialización de calamar, langostino y merluza, principalmente para el mercado internacional.

“Esta nueva botadura no hace más que demostrar todo el potencial que tiene la industria naval argentina, así como la calidad y el profesionalismo de nuestras/os ingenieras/os y el expertise de nuestros obreros navales”, destacó la presidenta de SPI Astilleros, Sandra Cipolla.

Y añadió: “Estamos profundamente agradecidos con la familia Baldino y la empresa Maronti SA por la confianza depositada en nuestro astillero y en nuestro equipo de trabajo. Es una gran satisfacción compartir juntos el desarrollo de este proyecto”.

“Este acontecimiento refleja el compromiso de muchos empresarios argentinos que, a pesar de las adversidades y las dificultades que puedan presentarse en el camino, siguen apostando con convicción por el desarrollo de la industria nacional y el crecimiento de nuestro querido país”, concluyó Cipolla.