- Opinión

Vaca Muerta: De la ilusión al desánimo por los proyectos truncados

 Los talleres Maldonado a casi 2 años del cierre y con  la reapertura en el placard de las ilusiones

El fracaso del ramal ferroviario que uniría  Bahía Blanca – Vaca Muerta terminaron por sepultar las pocas aspiraciones de resurgimiento que existían hace apenas algunos meses atrás.

Ni las  expectativas creadas ni las gestiones realizadas, a casi dos años de su cierre, los talleres Maldonado siguen sin vida y su reapertura aparece como una posibilidad cada vez más lejana.

Solo un cuidador cuida la integridad del gigante dormido, en medio de un mar de chatarra ferroviaria tras el cierre de los talleres  el 16 de marzo de 2018, tras la dura decisión tomada por el gobierno provincial y que dejó 60 empleados sin trabajo cuando  la gobernadora María Eugenia Vidal había dispuesto la desaparición de Ferrobaires, cuyos servicios pasaron a la Nación , de hecho tanto los despidos como los arreglos de retiros voluntarios fueron realizados por funcionarios de la empresa Trenes Argentinos.

En realidad se truncaron las aspiraciones de reactivación como consecuencia del fracaso del proyecto destinado a concretar el denominado ramal ferroviarios Norpatagónico, entre Bahía Blanca y Añelo (Vaca Muerta), debido al escaso interés de las petroleras por un cupo de carga en las futuras formaciones hizo que se diluyeran las perspectivas de Maldonado como centro de reparación de locomotoras y vagones.

 

Talleres Maldonado

Los trabajadores fueron quienes lucharon para que el inmueble no fuera usurpado tras el cierre, logrando que las instalaciones se mantuvieran sin deterioros importantes,  algunos hasta se quedaron como custodia y gestionaron seguridad y vigilancia a cargo del Consorcio de Gestión del Puerto y de la Municipalidad.

 

Las tres locomotoras que estaban en Coronel Maldonado fueron remolcadas por otra de Ferroexpreso Pampeano hacia los talleres de Spurr e Ingeniero White.

Un poco de historia

 

Los talleres Maldonado comenzaron a funcionar en 1907 para la atención de las locomotoras del entonces Ferrocarril al Pacífico (BAP). Al año siguiente se habilitó la estación de pasajeros y las primeras viviendas de la colonia ferroviaria.

A fines de la década del ’50 recibieron a las flamantes máquinas Baldwin Lima Hamilton, puntapié inicial para la dieselización de los trenes del Ferrocarril Roca en el sur del país.

 

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