Las alternativas de exportar GNL por Bahía Blanca o Chile son dos de las opciones que se manejan en la actualidad, pero será la competitividad de Argentina y Chile, bajando costos, lo que terminará de decidir el camino a seguir.

Comparando  las opciones más firmes, que son  el puerto de Bahía Blanca y los de Lirquén o Quintero, en el vecino país.

La competitividad de un proyecto de GNL se define por los costos de capital de la planta de licuefacción, de suministro de gas y de transporte y flete. La suma de estas tres dimensiones y su exposición a un mercado volátil pondrá límites a la competitividad general de un determinado proyecto. 

La  competencia por el mercado asiático con un 76% de las compras aproximadamente,   o el europeo que alcanza un 16% de las adquisiciones, será más difícil por el ingreso de nuevos proyectos en EE.UU., África, Canadá o Rusia. 

La opción vía Chile es apenas un poco mejor que la opción de Bahía Blanca, en especial cuando se evalúa el destino a Asia: entre US$0,24/MTBU y US$0,42/MBTU.

En el caso de las posibles ventas a Europa o India, Bahía Blanca resulta mejor que Chile: entre US$0,45/MBTU y US$0,61MBTU.

Pero dado que los márgenes de competitividad entre Bahía Blanca y la opción Chile resultan relativamente bajos, será la competitividad sistémica de Argentina o Chile lo que determine la distancia entre una opción u otra, o sea, la capacidad para establecer factores de competitividad, quitando los nudos de los costos logísticos, las estructuras impositivas ineficientes, el esquema del mercado laboral, la ausencia en intermediación entre el ahorro y la inversión, la falta instrumentos para financiamiento de inversión y tecnología, el pobre mercado bursátil argentino y la preminencia de objetivos y reglas itinerantes, siendo el último escalón los países, Argentina y Chile, los que compiten realmente en sí.