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Día Mundial del Clima: Un presente en crisis y la amenaza de un futuro que podría ser peor

 

Cada 26 de marzo, se celebra el Día Mundial del Clima. Así lo dispuso por resolución las Naciones Unidas con el objetivo de concienciar a la población y generar hábitos más acordes a la protección del medio ambiente.

El cambio climático está haciendo que nuestro mundo sea más peligroso. «En efecto, las tormentas, con mayor frecuencia y fuerza, están destruyendo vidas, hogares. Las graves sequías están asfixiando los medios de vida rurales. El aumento del nivel del mar pone en peligro a las zonas bajas y a países insulares. Se espera que entre 2030 y 2050 se produzcan otras 250.000 muertes anuales relacionadas con el clima a causa de malnutrición, malaria y estrés térmico», asegura el sitio web de la UNESCO.

¿Por qué nos debemos preocupar por el cambio climático?

Preguntar por qué debemos preocuparnos por el cambio climático es como preguntar si debemos preocuparnos por nosotros mismos, por nuestros hogares o por nuestros seres queridos. El cambio climático, si no se frena, acabará afectando negativamente a todos los habitantes del planeta, por lo que no preocuparse por él sería un gran error.

En América Central y del Sur los principales riesgos son la falta de acceso al agua potable, efectos sanitarios graves (debido al aumento de las epidemias), la degradación de los ecosistemas de los arrecifes de coral (debido al blanqueamiento de los corales), sequías frecuentes y/o extremas que pondrán en peligro la seguridad alimentaria, las inundaciones,las deforestaciones, la subida del nivel del mar y las mareas de tempestad.

Qué dice el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático anticipó el 20 de marzo pasado una síntesis de investigaciones en las que aseguran que entre 2030 y 2035 el planeta alcanzará la temperatura +1,5º C respecto de la era preindustrial, lo que indicará más eventos extremos como los vividos en los últimos meses:  sequías, inundaciones y olas de calor.

«Los años más calurosos en la actualidad serán algunos de los más frescos dentro una generación» aseguran los miembros del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en su informe que resume los últimos nueve años de investigaciones sobre el tema, y en el cual han intervenido 2 mil expertos.

La proyección hecha por los expertos del IPCC es válida en casi todos los escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad a corto plazo, teniendo en cuenta su acumulación desde hace siglo y medio. De esta manera, a solo siete años del celebrado Acuerdo de París, las proyecciones indican que en lo inmediato ya no será posible evitar la meta de mantener la temperatura del planeta por debajo de +1,5.

Incendios e inundaciones

Por otro lado, la crisis climática ya es una realidad en Argentina y la sequía es uno de sus impactos más palpables y, junto al fenómeno de La Niña aumentan las condiciones para que sucedan eventos climáticos cada vez más graves.

El 2021 fue el año más caliente y seco en Argentina desde 1961 según Greenpeace: «Cuatro olas de calor afectaron al centro y sur de Argentina, y produjeron récords históricos de temperaturas máximas que alimentaron grandes incendios en la Patagonia ampliando en duración y extensión incendios para cambiar el uso del suelo», informaron desde la ONG.

Para 2022 los humedales siguieron sufriendo estos efectos. De acuerdo a datos provistos por el Museo Regional de Ciencias Naturales A. Scasso, se registraron “6436 focos de calor y 110.405 hectáreas afectadas en el Delta del Paraná, en lo que va del año”.

Avance de la deforestación

Los bosques y sus suelos almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema terrestre y juegan un papel vital en la mitigación de la inestabilidad del clima. Manteniendo los bosques intactos, es decir como extensiones ininterrumpidas de paisaje forestal, aumenta su capacidad de recuperación frente al cambio climático.

Lamentablemente, la deforestación anula este efecto. Cuando se destruyen y degradan los bosques se libera a la atmósfera el carbono presente (ya sea por quema, degradación de los suelos, etc.) y al mismo tiempo se reduce o elimina totalmente la capacidad de fijación de CO2 de la masa forestal. Es decir, pasan de ser un “sumidero” o almacén que absorbe el carbono a ser una “fuente” de liberación de esos mismos gases que quería absorber. Y cuanto más tardemos en reducir estas emisiones, peores serán las consecuencias y más nos costarán en el futuro en términos económicos, sociales y ecológicos.

En Argentina, la región del Gran Chaco, es una de las más amenazadas por la deforestación y la degradación, es la que mantiene el 50 por ciento  del contenido de CO2 de los bosques de Argentina.

Las principales causas de la pérdida de bosques son el avance de la frontera agropecuaria (ganadería y soja transgénica) y los incendios. Justamente estos sectores Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra representaron el 39 por ciento  de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de Argentina en 2017.

Los planes de aumento del stock bovino de las provincias del norte (10 millones más de vacas) ponen en riesgo a 10 millones de hectáreas de bosques chaqueños. Esta deforestación y fragmentación dejará casi sin posibilidades de supervivencia, por ejemplo, al yaguareté en la región.

¿Qué podemos hacer contra el cambio climático?

En conferencia de prensa llevada a cabo el 20 de marzo desde Interlaken (Suiza), el presidente del IPCC, Hoesung Lee, planteó una propuesta de acción. «La solución radica en el desarrollo resiliente al clima”, y agregó que “la principal clave está en reducir o evitar las emisiones de los gases mencionados».

Además, menciona, entre otras cosas, la necesidad de apostar a un mayor acceso a energías y tecnologías limpias, que son aquellas que se basan en el uso de fuentes naturales como el sol y el viento, entre otras, y que no implican un impacto ambiental negativo.

También aclaró que «la electrificación con bajas emisiones de carbono, los desplazamientos a pie, en bicicleta y en el transporte público» además de reducir las emisiones de gases, incluyen beneficios para la salud y la calidad de vida en general de las personas.

Para finalizar, y acorde a los objetivos del Día Mundial del Clima, llamó a la acción a los responsables de implementar políticas a gran escala, no sólo tomando conciencia, sino también cambiando lo que haya que cambiar e invirtiendo en proyectos que protejan el medioambiente.

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