Uno de los problemas es la falta de disponibilidad de contenedores en puertos chilenos
Como si se tratara de dos caras de una misma moneda, las exportaciones argentinas de vino transitan un muy buen momento, con un crecimiento en valor superior al 18% respecto de 2020 durante el primer semestre y un récord de ingresos de dólares en la década. Pero, por otro lado, están viviendo «la tormenta perfecta», debido a una convergencia de varios factores que han hecho que, en el último tiempo, las bodegas enfrenten serios problemas para poder hacer los despachos al exterior.
Entre los motivos que llevaron a esta compleja situación logística en donde no sólo encuentran problemas para enviar los vinos al exterior, sino también para el ingreso de insumos, la falta de contenedores, la disminución de la capacidad operativa de los puertos a causa del Covid, un déficit en las flotas de las navieras, entre otros.
Ramiro Barrios, director del Área de Comercio Exterior de Bodegas de Argentina, comentó que «en los grandes centros de consumo, como en Estados Unidos, se vio un aumento de consumo de vinos y otros productos, en paralelo con una disminución de stocks de los importadores o fábricas. Actualmente, la demanda de productos se ha mantenido, pero se junta con la falta de stocks de empresas. Eso ha hecho que haya aumentado mucho el flujo desde China a Estados Unidos. Por lo tanto, aumentó la demanda de contenedores y barcos», sostuvo.
En contrapartida, la oferta de buques no se ha renovado, así como tampoco la de contenedores, lo que provoca que haya una falta de espacio, a nivel global, que impacta de manera directa en las exportaciones argentinas.
Mario Lázaro, gerente de ProMendoza, explicó que hay además una falta de cumplimiento de los cronogramas de recaladas de buques. «Esto provocó que se desarticulara lo que se llama la conferencia, es decir, los buques que llegan a un puerto y se llenan con lo que haya en ese momento en el puerto y continúan con su ruta, aunque estén completos de mercadería o no. Las exportaciones de vinos o los insumos que requiere la industria vitivinícola se transportan bajo este sistema”, dijo.
El gerente de ProMendoza añadió que el 70% de su carga sale por los puertos chilenos. «Pero Chile es más demandante de contenedores para emitir que recibir. Eso genera otro conflicto, porque la cantidad de contenedores que llegan a esos puertos no logra equiparar la demanda. Entonces, si la naviera tiene que mandar un contenedor vacío, carga el costo al exportador», consideró Lázaro.
Por su parte, Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, consideró que es un problema el cepo a las importaciones, ya que termina trasladándose a exportaciones. «No entran contenedores para que la mercadería pueda salir del país. Esto también atenta contra la producción local, porque el 80% de lo que ingresa son insumos para la producción», opinó.
Consecuencias y soluciones
Sin una solución a corto plazo a la vista, se estima que el conflicto se extienda durante todo 2022, empezando a encontrar un equilibrio entre la oferta y la demanda logística recién en 2023. «Mientras tanto, la industria logística se autorregula aumentando las tarifas, en algunos casos triplicando o cuadruplicando su valor, lo cual encarece las importaciones también», expresó Ramiro Barrios.
Otro problema que se puede presentar es que ante la alta demanda de vino que se da en octubre, noviembre y diciembre en todo el mundo, muchas bodegas se encuentren con inventarios bajos, lo que podría derivar en quiebres de stock.
Entre las salidas que se han evaluado, especialmente para vinos de alta gama o casos muy puntuales, es el envío aéreo para evitar el corte en el stock. «En general, el vino enviado por avión es carísimo, pero, dados los altos costos de las tarifas marítimas y que hay poco tráfico aéreo de pasajeros, hay algunas tarifas que son un poco más accesibles. Para ocasiones muy puntuales, puede ser una alternativa, pero no es lo más frecuente», declaró Barrios.
Desde ProMendoza, una herramienta que promueven es el uso de hubs logísticos, dijeron que «para evitar que ninguno de los eslabones de la cadena de venta se quede sin mercadería, proponemos que las bodegas utilicen esta herramienta. A partir de una planificación con el cliente, se podría utilizar durante 60 días en estas plataformas ubicadas en distintas partes del mundo y, en caso de experimentar inconvenientes en los envíos, el pedido ya estaría en el lugar y se podría cumplir con los plazos», propuso Lázaro.
El gerente de la entidad describió que esta herramienta, ubicada en distintos puntos de Europa, Asia, Estados Unidos, entre otros, y que tiene como objetivo acercar la oferta a la demanda, permite que el cliente tenga las compras en 48 horas. «Quizás se pague un costo de almacenamiento, pero se cumple con los plazos y se mantienen los stocks», concluyó.
Fuente: MundoMarítimo
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