La recomendación surge luego de un informe de International Transport Forum (ITF) y advierten que los organismos reguladores deberían mejorar la cooperación transfronteriza y reforzar el papel de las agencias especializadas.
Los expertos de ITF, un organismo intergubernamental dentro de la OCDE, que actúa como«laboratorio de ideas» proponen “reconsiderar” los acuerdos de competencia.
Las actuales disposiciones normativas no han dado lugar a la estabilidad de precios, a su reducción o a una mayor competencia, por lo que se justifica una reconsideración para «garantizar una oferta suficientemente amplia de operadores y servicios fiables».
La integración vertical del transporte marítimo de contenedores plantea «nuevos retos» para la regulación de la competencia. Las navieras pueden utilizar sus exenciones de la ley de competencia en muchas jurisdicciones y adquirir ventajas competitivas frente a transitarios, proveedores de servicios portuarios u operadores logísticos, que no disfrutan de esas exenciones.
En el informe también proponen cobrar más a los usuarios de los puertos para aumentar la cobertura de costes, actualmente baja. En la Unión Europea, las navieras solo aportan el 4% del coste de financiación y mantenimiento de los puertos.
El precio del transporte marítimo de contenedores ha aumentado considerablemente desde principios de 2020. Las tarifas al contado eran unas seis veces más altas de media a finales de 2021 y las contractuales, hasta 2,9 veces más.
Estas cifras subestiman el aumento de los costes del transporte de contenedores. Los cargadores se enfrentan a una serie de recargos adicionales y a un aumento de las tasas por sobrestadía y detención.
El carácter global del transporte marítimo de contenedores ha provocado que los problemas de la cadena de suministro local se extiendan a otras regiones y creen dificultades a nivel mundial.
Los cargadores y transportistas de Europa se enfrentan a aumentos exponenciales de las tarifas de los fletes marítimos hacia y desde Europa. Y a dificultades cada vez mayores para reservar espacio de carga, «pese a que en Europa la demanda de transporte de contenedores es plana y la congestión portuaria, insignificante».
Las empresas de transporte marítimo de contenedores han utilizado estrategias para trasladar la capacidad de los buques a las rutas comerciales transpacíficas y satisfacer la demanda de bienes en EEUU. Las políticas públicas han facilitado esta situación. Los reguladores han permitido a los transportistas utilizar acuerdos de cooperación para gestionar la capacidad de la flota de forma conjunta.
Esta opción se ha convertido en el principal elemento de coordinación entre las navieras tras las iniciativas reguladoras de la UE y EEUU a principios de la década de 2000 para prohibir la fijación conjunta de precios. Sin embargo, las expectativas de que así se estimularía la competencia y se reducirían los precios «se han visto frustradas por las elevadas tarifas de flete» desde 2020.
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