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Día de la Industria Naval Argentina

«Los principales responsables no son los obreros sino son los que las conducen. Nuestros recursos humanos fueron, son y seguirán siendo nuestro capital fundamental. Todos somos parte de éste espacio industrial argentino y lo que le suceda a uno nos sucede a todos».

Palabras del Lic. Miguel Sanchez en el acto por el día de la Industria Naval Argentina, ayer miércoles 12.

Resulta imprescindible comprender, desde una visión geopolítica – industrial,  que nuestro complejo logístico – naval es un sistema integrado compuesto por los puertos, las vías navegables, la marina mercante y la industria naval. Dentro de ésta red interactiva y dinámica, actúan la industria naval liviana y pesada, pública y privada; transporte de cargas y industria pesquera; parques industriales y zonas francas; economías regionales y clusters sectoriales; recursos naturales y energías renovables;  intereses marítimos y geoestratégicos; empresas o entidades vinculadas al Estado (Armada, Prefectura Naval, YPF, INIDEP); y entidades educativas (centros de formación, escuelas técnicas, universidades, centros de investigación) y civiles (cámaras empresarias, sindicatos, etc.). Todo esto nos da una idea de ubicación y no sólo de circunstancia. Es decir, comprender que lo que suceda o no en el mundo o en el país nos afecta pero lo que suceda o no en éste entramado descripto, además, nos involucra porque somos parte del mismo. No lo podemos eludir pero tampoco nos puede eludir.

La Industria Naval Argentina tuvo, tiene y tendrá siempre ésta vocación y ésta capacidad para participar en el diseño, transformación, reparación, renovación o construcción de cualquier tipo de flota de navegación, sea fluvial o marítima, aquí o en el exterior. Esto es parte de nuestro ADN industrial. Esto no implica que ignoremos otros criterios e intereses, armatoriales, sindicales o gubernamentales, como así tampoco que desconozcamos donde y cuáles son nuestros puntos débiles. Los conocemos muy bien.

Pero sucede que nuestro país es uno de los pocos en el mundo que teniendo una industria naval instalada sigue permitiendo la importación de barcos usados: pesqueros, mercantes, remolcadores, etc. Renovar o construir un barco o una flota requiere de una industria naval activa. Nada de esto es realmente posible sin la existencia de un plan que esté previa y debidamente consensuado entre los principales actores. Solos, o por pares, o por tríos, o por algunos, o por ciertos, jamás podremos diseñar una política industrial argentina sustentable, creíble, firme, inclusiva, y constante.

Sabemos que construir barcos o renovar flotas no sólo depende de nuestras capacidades sino también de al menos otras cuatro factores claves: condiciones e incentivos para que el sector armatorial pueda invertir en el país; condiciones de empleo dignas, equitativas y actualizadas; condiciones de mercado interno, regional e internacional; y finalmente de la existencia de políticas de Estado interrelacionadas, concretas y perennes al menos en el corto y mediano plazo.

Día de la Industria Argentina el Ministro Dante Sica decía que es necesario bajar la inflación, aumentar el financiamiento productivo, estabilizar la macroeconomía, destacando que “la industria ya no busca sueldos bajos sino costos logísticos y energéticos bajos”.

Nosotros coincidimos en esto y decimos, además,  que debemos empezar a trabajar en esto antes de ayer.  Necesitamos tener un mercado interno fuerte; reducir los impuestos distorsivos; terminar con la informalidad; ganar equidad tributaria; simplificar trámites; contar con una cultura exportadora; y disponer de una preparación adecuada para éste presente que parece mezclarse más con el futuro. Por eso, la alianza industria–conocimiento es urgente y tenemos que cooperar entre todos en la transformación educativa. Decimos que para que exista ese mercado interno fuerte se exige estabilidad, previsibilidad, planificación, decisión y acción. Para conquistar mercados externos se necesita lo mismo. Y, en ambos casos, se requiere entender que la competitividad no puede ser sólo empresaria, productiva, educativa y laboral sino que también debe ser pública, estatal. El Estado presente, y no ausente ni distraído, debe ser tributariamente competitivo, financieramente activo, económicamente equitativo, diplomáticamente apto y políticamente práctico.

Recientemente hemos visto distintos sucesos que implican a los astilleros públicos. (alusión sin nombrar a Astilleros Rio Santiago). Se trata de cuestiones que, de una u otra manera, nos involucran prácticamente a todos los presentes. Desde la ABIN seguiremos rechazando cualquier tipo de violencia, venga de donde venga. Pero, a la vez, seguiremos defendiendo los intereses de nuestro sector. Ni antes ni ahora hemos obviado o dejado de lado a ningún astillero, sea público o privado, los principales responsables no son los obreros sino son los que las conducen. Nuestros recursos humanos fueron, son y seguirán siendo nuestro capital fundamental. Todos somos parte de éste espacio industrial argentino y lo que le suceda a uno nos sucede a todos.

Ofrecemos nuestra disposición para el diálogo, para oírnos, para hacer propuestas, para lograr juntos puntos de encuentro.

Pero no permitamos, por favor, que las conclusiones sean, otra vez, más violencia, más desempleo o más cierres de astilleros ni de ninguna empresa argentina. Cada despido rompe la cadena de saberes técnicos que hacen al patrimonio cultural de una Nación. Las profesiones estratégicas, como las que hacen a la industria naval,  no se recuperan ni se reemplazan de la noche a la mañana. Ya hemos perdido mucho: sólo entre 1990 y 2000, cerraron unas 150.000 industrias; pasamos de una tasa de desocupación del 6% a casi el 30%; tuvimos una Marina Mercante con una flota de 150 barcos y luego quedaron menos de 20. No podemos seguir así, la sociedad argentina no merece seguir pagando costos por ineficiencia, impericia, negligencia, desidia, y/o corrupción.

Es imprescindible que se participe con buques propios en el tráfico bilateral con Brasil que está protegido por el acuerdo binacional que privilegia 50+50 al tráfico marítimo de mercaderías entre ambos países para buques de bandera nacional. Ahí puede crecer nuestra Marina Mercante pero hoy no sólo no participa ningún buque argentino sino que además la Unión Europea pretende eliminar la «reserva de carga», que asegura un porcentaje del transporte de bienes con barcos de bandera nacional. Ya decía el General Manuel Belgrano que «una nación que deja hacer por otra, una navegación que puede realizar por sí misma, compromete su futuro y el bienestar de su pueblo».

Cuando levantamos las persianas cada mañana; cuando cada mes pagamos dos quincenas; cuando decidimos comprar un torno antes que bonos; esa es la industria que estabiliza al país, la industria que responde y que no especula. Nosotros seguiremos insistiendo en conseguir más herramientas legales realmente serias, útiles y puntuales, en base a dialogar  y trabajar junto con los representantes de los sindicatos, de las cámaras, de la educación, del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo.

Mientras tanto, consolidemos entre todos a nuestra democracia, a nuestra industria y a nuestro desarrollo sobre la base del respeto, la tolerancia, la inclusión, la transparencia y la coherencia de nuestras acciones.

Asi fueron las palabras del Ex Presidente y actual Vicepresidente de la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (ABIN). Miembro de la Junta Directiva de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) y también integrante de otras entidades privadas y públicas.

 

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